Rafael Nadal : En Su Casa de Mallorca

Con su imagen de hombre rudo y su modestia cautivadora, el as del tenis Rafael Nadal sonríe de oreja a oreja. ¿Por qué? Este año terminará como número 1 del mundo gracias a sus más de sesenta triunfos (incluidos los que obtuvo en Roland Garros, Wimbledon y el US Open) y hace pocos días, antes del comienzo del Masters de Londres, fue galardonado por la ATP con el título de la deportividad 2010.

Después de su victoria en Nueva York en septiembre pasado, Rafa –como lo llaman cariñosamente– explicó en inglés. “Es más de lo que alguna vez soñé. El solo hecho de llegar a la final fue increíble.” Y a su oponente, Novak Djokovic, le dijo con su generosidad característica: “Sos un gran jugador. Vas a ganar este trofeo muy pronto. No tengo dudas”. A menudo se dice que el juego de Rafa, comparado con el de Roger Federer –su amigo y rival– tiene más que ver con la destreza atlética y la determinación sangrienta que con su golpe. Con todo, son cualidades que, al tenista de 24 años, le han hecho ganar hordas de fanáticos, incluida la diva colombiana del pop Shakira, con quien apareció en el video de “Gipsy”.

Si no fuera por la discreta, aunque constante presencia de su novia, María Francisca Perello, el video hasta podría haber dado lugar a rumores de romance. Pero Rafa conoce a María Francisca, una graduada en economía y comercio, desde que tenía 14 años. Como si no fuera suficiente, hace más de tres años que están juntos, y siempre se la ve alentándolo desde la tribuna, rodeada de la familia Nadal. Se dice que es muy discreta. Según su prima María Perello, es “una chica directa y seria a la que no le interesan ni el glamour ni la fama”. Otras fuentes indican que ella no tiene apuro en formalizar y que cuando le preguntan sobre tener hijos, no da respuesta. Por ahora, la prioridad de la pareja es la carrera de Rafa y María Francisca no tiene intención de “distraerse” en un momento crucial como éste.

Por su parte, Rafa protege la privacidad de María Francisca con furia. Y mientras ella se une a su familia en la tribuna, él insiste en que eso no es excusa para la intromisión de los medios. “El hecho de que yo sea famoso gracias al tenis no quiere decir que tenga que ser conocido por otras cosas”, explica.
Durante el verano europeo, la pareja se tomó un tiempo de relax en las playas de Mallorca, donde Rafa todavía juega al golf y va a pescar con sus amigos de la infancia. Por el contrario, en la cancha, está completamente concentrado en ganar, pero no es una postura contradictoria. La ferviente ambición de Rafa en su carrera y su tranquila vida personal son, sin duda, consecuencia de una educación que, según Toni Nadal –su tío y entrenador–, se centró en el autocontrol. El año pasado, Toni le dijo a Vogue: “Si de niño te permiten hacer lo que se te da la gana, de grande podés causar todo tipo de daños. En cambio, si cuando sos chico nunca te dejan hacer más que tirar una raqueta contra el piso, entonces es mucho más fácil desarrollar la capacidad de tolerar. Rafa siempre fue un jugador muy disciplinado”. Cuando le preguntaron si alguna vez se enoja –una emoción a menudo asociada con grandes como John McEnroe–, Rafa le dijo al diario La Vanguardia: “Sí, como cualquiera, pero no soy del tipo de persona que pierde la cordura. Siempre tuve bastante autocontrol en todo. No soy de los que se enfurecen y empiezan a gritar”.

Hace apenas un año, Rafa podría haber bajado la guardia. No sólo se separaron sus padres, sino que también sufrió lesiones que le impedían mantenerse en forma. Sin embargo, su armonía dio sus frutos: le permitió un retorno de dimensiones históricas.





Fuente: hola.com.ar