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“Sé que Gustavo se va a recuperar”
Bastante recluida desde que su novio, el famoso músico Gustavo Cerati, sufrió el trágico accidente cerebrovascular (ACV) en Venezuela, la modelo confiesa en esta nota que sigue aferrada a la esperanza y que está al lado de “su amor” todos los días. Con recargada acidez, habla además de sus proyectos, del mundo de las modelos, la hipocresía y de la “gente de plástico”.
Parezco una musulmana”, bromea Chloe en medio de la calle mientras muestra su larga túnica rosa y el chal blanco que trata de acomodar en la cabeza. Así, enfundada en telas que logran ocultar con glamour su espigada figura, entra al bar de San Telmo, amaga con pedirse una “birra” y frente a la mirada condenatoria de la booker de la agencia Rebel Models, termina optando por una agua mineral sin gas.
Famosa por su lengua filosa, la modelo hace rato que no habla en público. Para ser precisos, desde mayo del año pasado, cuando su hipercélebre novio, Gustavo Cerati, sufrió un ACV en Venezuela y todos los medios empezaron a buscarla. Si bien por entonces se dijo que iba a romper el silencio en el programa de Susana Giménez, la reacción de ciertos fans y las fuertes declaraciones de algunos allegados al músico (como Ana Álvarez de Toledo, que despotricó desde la web contra lo que calificó como “una manera estúpida e irrespetuosa de sacar provecho de una situación dolorosa”) terminaron por perpetuar su ostracismo.
Por momentos verborrágica, por otros bastante nerviosa y dubitativa, la joven y hermosa hija de Nora Portela insistirá en que no quiere “entrar en polémicas con nadie” y, de a poco, con muchos silencios de por medio, hablará de su “amor”, de sus proyectos juntos, de este angustioso presente y de por qué la esperanza es “lo último que se pierde”.
-En principio Chloe, ¿por qué no estás en Punta del Este? Ésta es la época en la que todo el ambiente se muestra en esa ciudad...-¿Y por qué hay que seguir al rebaño? He ido miles de veces, de chica veraneaba siempre ahí, pero este año fui sólo por cuatro días. Estuve con amigos y amigas y me volví porque había mucho ruido, mucha exposición... Demasiada gente de plástico.
-¿A qué llamás gente de plástico?-Personas falsas, figuritas que por un lado te saludan, se hacen las divinas y por atrás te matan. Por desgracia, Punta del Este se ha transformado en el núcleo donde se junta toda esa gente de mentirita. Por eso decidí volver a Buenos Aires y meterme con el trabajo.
-¿Le rehuís a la exposición hoy por hoy?-En realidad nunca fue lo mío, aunque es cierto que por razones obvias, éste no es un momento para estar bailando arriba de un parlante. Prefiero estar tranquila y prepararme para el Fashion Week de San Pablo.
-Luego de lo que pasó, ¿no pensaste en irte a vivir afuera?-Mmm, sí, pero enseguida me agarró el ataque de volverme. En realidad, yo llevo una vida de carrusel, voy y vuelvo al exterior todo el tiempo. No tengo una vida armada.
-¿Te angustia eso?-No, ya estoy acostumbrada y en algún punto tiene su encanto esto de ser ciudadana del mundo. Además, te ayuda a estar lejos de la hipocresía.
-Se te nota con mucha bronca...-Ojo, tampoco es que quiera hacerme la mártir, pero vivimos en un país cargado de falsedad. Como decía María Elena Walsh, una genia que se fue hace poquito, éste es el mundo del revés. Acá la mala en realidad es la buena y el bueno, en verdad es un hijo de p...
-¿A quiénes te referís en concreto?-A la gente en general, que opina todo el tiempo sin saber nada. Igual, también tengo personas que me apoyan incondicionalmente. Mi mamá, que es de fierro, las personas de la agencia, mis amigas...
-¿Tu papá?-¡Ehh...! mi padre es mi padre y punto. Mis viejos hace mucho que se separaron y lo cierto es que con él no tengo una relación cercana. Pero no importa, mi mamá vale por dos. O por más, ¡Norita vale por todos!
-A esta altura, ¿te sigue divirtiendo ser modelo?-No es mi pasión, pero es una actividad muy fácil que también te da la posibilidad de ganar plata y viajar. Es cierto que uno se aleja de sus afectos, pero al final, tampoco es que te perdés mucho: volvés a Buenos Aires y todo siempre sigue igual.
-¿Sos de interesarte en lo que pasa en el país, la actualidad, la política?-No, para nada. No sé si será una desgracia o una bendición, pero siempre viví en mi propia nube. Estoy allá (señala el cielo), no me involucro y sobre todo no lo hago, porque no le creo nada a nadie.
-Si el modelaje no es tu pasión, ¿por qué no encaraste otra profesión?-A riesgo de parecer un mujer con Alzheimer voy a repetir lo que vengo diciendo hace seis años: yo quiero ser actriz. Es algo que lo tengo re-contra pendiente, pero dado todo el laburo que tengo nunca pude frenar un poco para poder filmar...
-¡Epa!, ¿no habrá que estudiar antes?-Sí, obviamente que sí. Cuando terminé el colegio, de hecho, me aceptaron del Actor’s Studio de Nueva York, pero ahí justo empecé a trabajar de modelo y a ganar plata fácil y mandé todo al diablo... Era muy pendeja, tenía 17 años, y si bien hoy me arrepiento de eso, creo que tengo toda una vida por delante para saldar esa deuda. Como dicen los Stones: “el tiempo está de mi lado”.
-Es curioso, luego de haber vivido de cerca la tragedia de Gustavo, uno podría imaginar que pensabas más en la finitud de la vida...-(Cara de fastidio) Es cierto, nadie está exento de un accidente, podés tener 20 años y que te atropelle un camión... (piensa). Tenés razón, tampoco hay que relajarse tanto en la vida, pero no sé, yo siento que tengo muchos años por delante y que algún día voy a convertirme en actriz.
-Revisando tus notas siempre aparece un mismo tema: la anorexia. La verdad, ¿no es raro que te hayas erigido en una militante en contra de la extrema delgadez de las modelos y a la vez seas tan flaca?-Es que ése es justamente el delirio en el que vivimos. Yo soy hiperflaca y sin embargo todos los grandes diseñadores del mundo, desde John Galliano a Alexander McQueen, me han pedido que baje de peso. Ya sé que son los más admirados por todos, pero después de mis experiencias, estoy convencida de que es una cosa espantosa lo que hacen con las modelos. Yo estuve metida ahí adentro y te puedo asegurar que hay mucha anorexia y bulimia en las chicas que ellos eligen y que esas figuras no se deben a la genética, son cuerpos enfermos.
-¿Qué les aconsejarías a las modelos más jovencitas respecto de las drogas, el otro gran tema que siempre aparece nombrado como los riesgos de este ambiente...-En realidad, yo creo que drogas hay en todos lados: en las oficinas, en la Casa de Gobierno, en la esquina, en este bar... A mí nunca me cerró eso de echarle la culpa al ambiente de lo que hacés o no, y en todo caso lo que le diría a esas chicas es que está en ellas aceptar probar una droga o no, no está en nadie más.
-¿Te considerás una mujer viciosa?-Soy apasionada, no viciosa. Sé que de mí se han dicho miles de cosas y que me han hecho una fama terrible, pero mi único vicio es el cigarrillo. Y te lo anticipo: estoy por dejarlo.
-¿Tenés amigas en tu profesión?-No, en general, me divierto más con los hombres que con las minas. Además, siempre fui de apegarme mucho a mis novios y no tanto a las amigas. Las mujeres -y en especial las modelos- están locas. Son egocéntricas y, la mayoría, bastante ignorantes o tontas.
-No creés que el hecho de haber sido siempre tan frontal con lo que pensás ayudó a que hayas quedado, como vos decís, como “la mala de la película” frente al entorno de Cerati?-(Su rostro se endurece y niega con la cabeza) Sé que a veces puedo sonar soberbia, pero no es mi intención entrar en polémicas con nadie, ya hubo demasiada mala onda al respecto. Si digo cosas fuertes es porque las siento así y porque me revienta la hipocresía que hay en este país. La de siempre, no sólo la de ahora, ¡eh!
-¿Te sorprendieron las frases de familiares que circularon por los medios o incluso las de una amiga de Gustavo como Ana Álvarez de Toledo?-No sé quiénes son. No son personas que me interesen. Lo que yo estoy viviendo ya es suficiente y lo único que te puedo decir es que soy la novia de Gustavo y sigo estando con él, todos los días. Es mi amor, lo amo y sigo firme a su lado.
-¿Lo visitás en la nueva clínica (ALCLA)?-Sí, pero no quiero hablar de él. Con Gustavo habíamos armado un mundo muy particular, ajeno a todo, y no lo quiero prestar a la mirada pública. Menos ahora.
-¿Pensás en el sueño de la familia propia?-Sí, ansío eso. Quizá cuando era más chica rehuía a full de esa idea, pero hoy me re-imagino como madre. Antes del accidente, de hecho, ése era uno de nuestros grandes proyectos de pareja, pero hoy, en medio de una situación tan delicada, no tiene sentido que hable demasiado al respecto.
-¿Creés que va a salir adelante de todo esto?-Absolutamente, no tengo dudas de eso.
-¿Aun cuando muchos sucesos y evoluciones no dependan de vos?-Sí, es cierto que no dependen de mí, pero lo último que se pierde es la fe y yo sé que todo va a estar bien. Gustavo se va a recuperar, creeme. Lo siento acá, bien dentro del corazón y sé que va a ser así, sólo hay que esperar.
Fuente: revista-luz.com.ar